¿Has sentido como si tu cuerpo PESARA demasiado?
¿Te has preguntado porque a veces parece que NADAS CONTRA CORRIENTE?
¿Quizá has sentido pensamientos que NO llegan a ningún lugar?

Esto pasa porque vamos llenando nuestra mochila
de tantas COSAS INSERVIBLES como resentimientos,
dolor, enojo, miedos, traiciones;
que vamos recogiendo en cada relación,
ya sea de trabajo, de amistad, de amor o de familia.

Lo hemos convertido en un deporte extremo muy adictivo.
Imagínate escalando el Everest,
ahí creyéndote el rey o reina del mundo,
sin realmente notar que llevas a la espalda una backpack
llena de cada momento doloroso de tu vida,
y sigues ahí, subiendo, sudando, con callos reventados,
además olvidaste llevar agua, toallita pal sudor y garnachas pa la energía,
pero en tu necedad de apapachar a tu ego y no verte como un perdedor ante los demás,
(aunque créeme los demás están muy ocupados con su propia vida)
sigues resistiendo, congelando el cansancio porque tu meta es subir
y te has autoconvencido de que no puedes parar.

Cuando nos limitamos a pensar que “el plan” es lo más importante,
olvidamos ver más allá, dejamos de ver el paisaje,
sentir el aire fresco, ver las flores, los árboles,
acariciar los momentos, aprender del camino
y todo por que lo único que tenemos en mente
es terminar, llegar, cumplir.

Y así hacemos con la vida,
cargamos una mochila en la espalda
llena de todos los dolores que vamos recolectando en el camino.
Que si me engañaron, que si me mintieron, que como pudo hacerme esto o aquello,
que si hizo o no hizo, dijo o no dijo, poniendo en los demás nuestro poder y regalando nuestra felicidad a los actos de otros.

y con esto nos vamos poniendo lentos, cansados, frustrados, explosivos y tristes.
Y esto seguirá así
hasta que busquemos las bendiciones de cada relación,
de cada encuentro, de cada problema
y en vez de llenar la mochila,
comencemos a tirar esas pesadas historias
y agradezcamos lo hermoso del viaje,
todo lo que hemos aprendido de cada dolor,
los cambios que se originaron gracias a esas experiencias,
y el autoconocimiento que nos trajo el caos.

Cuando aprendemos a observar y agradecer el trayecto en cada segundo de nuestra vida,
aún cuando sea doloroso,
es cuando podemos detenernos a mirar la belleza de las personas y los eventos,
y nos olvidamos del destino que creíamos tener
para vivir el momento presente, que es lo único verdadero que en realidad tenemos.

Como consecuencia, invitaremos a la flexibilidad como compañera de viaje
para transformarnos cuando sea necesario,
derrumbar creencias que no nos sirven,
encontrar nuevas verdades que tal vez no nos lleven al destino planeado
pero si a un viaje más suave, armónico y sin pesos extras.

De ahora en adelante,
lleva solo lo que quepa en tu corazón,
lleva las risas, la alegría, el amor, las caricias, los juegos y los aprendizajes.
Si el recuerdo o la situación no te dibuja una sonrisa en los labios,
significa que no cabe en tu corazón,
mejor no lo lleves contigo…solo es PESO EXTRA

Araceli Castro

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