He leído tantas veces que para ayudar a sanar a otros debes sanarte primero a ti mismo.
Y con humildad no comparto este pensamiento….

Porque en los peores momentos de mi vida,
poner mi atención en otros, tratar de ayudar a los demás
y servir de herramienta para sanar a otros, fue lo que me salvó…
y al final al sanar a otros, me sané a mí misma.

Y no estoy hablando de sacrificarte por tus seres amados,
estoy hablando de mirar afuera, de mirar más grande ,
de mirar el dolor ajeno y dejar de ver el tuyo,
de hacer algo para mejorar la vida de los demás,
de poner toda tu energía para dibujar sonrisas en otros
aún cuando la tuya apenas puede dibujarse en tu rostro.

Estoy hablando de salirte a la calle, cargando la pesadez de tu propio infierno
y buscar como puedes hacer la vida de alguien un poco mejor,
hablo de salvar a un animal hasta asegurarte de que tiene un hogar,
de invitar a comer a un ser que no tiene hogar, de resolver el conflicto de alguien,
de regalar tu tiempo para terapear a otras personas
aunque no sepas que hacer con tus propios problemas.

Mirando nuestra vida es complicado porque estamos en medio de la tormenta,
pero ver la vida de los demás se vuelve sencillo
porque nuestras emociones no nos engañan,
ahí es cuando puedes hacer un cambio.

Esto hace automáticamente que te conectes con la energía más hermosa y sabia
que no solo servirá para que ayudes a otros seres,
lo increíble del universo es que por amar sin condiciones a quien no conoces,
toda esa energía pasará por ti, limpiándote, abrazándote y sanándote a ti.

Si recordamos que no estamos separados,
que todos provenimos de una sola fuente,
entonces comprendemos que amar a otros sin condiciones ni juicios
es solo un bumerang de amor que vuelve a ti.

Si estás metido en un caos emocional, intenta esto, sal a buscar a alguien y mejora su vida,
te prometo que el simple hecho de hacerlo te generará mucha felicidad,
pero eso es sólo el inicio de millones de consecuencias armónicas que estás creando para ti.

Cuando no puedas amar tu mundo interno, ilumina el mundo externo,
que en realidad es lo mismo,
y entonces el universo te responderá con el mismo amor.

Araceli Castro

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