Hace algunos años tuve una experiencia cercana a la muerte,
la cual hoy quiero compartir con ustedes esperando que mi reflejo
les sirva para valorar lo que tienen hoy,
y se gasten la vida de manera atolondrada,
practicando sus pasiones y nunca vayan en contra de sí mismos,
para que dejen de clavarse en tonterías que solo les roban energía y se pregunten

¿Qué hago aquí?
¿Quién soy yo?
¿Qué quiero y que me gusta?
¿Qué es lo realmente importante?

aquí le dejo mi historia…
Ayer morí,
en algún segundo de la noche
exhalé mi última respiración.

No me di cuenta,
no hubo dolor
y sin temor alguno
sentí como si algo me absorbiera,
crucé un umbral y desaparecí de mi misma.

Ya no había un cuerpo
ni miedos, ni tristezas,
podía observar el ego
sin identificarme con él,
iba y venía rogándole por atención
pero supongo que ya estábamos en diferente dimensión.

De pronto todas mis preguntas
se contestaban a sí mismas,
no había una separación entre Dios, yo, y todo lo demás,
no tenía que pedir al exterior
porque en cuento pensaba en algo
simplemente lo comprendía.
Me sentía en una plenitud inimaginable
estaba en un espacio indescriptible
libre, feliz, clara, resplandeciente.

De pronto sentí que algo me faltaba
y vino la respuesta:
¿Qué harías con esta perfección si no puedes compartirla?
¿Qué harías con esta plenitud si no puedes mirar tu sonrisa en los ojos de quien amas?

De inmediato intenté regresar a mi cuerpo,
quería escribir lo que estaba pasando,
la magnificencia de lo que significa el Universo,
quien es en realidad Dios
y cómo funciona la creación en esta dimensión.

Quería escribirte para recordarme
que sólo nuestra visión es la que nos muestra una separación,
porque en realidad todo lo existente es una sola energía
que interactúa en millones de cuerpos para poder recordar lo que es la neutralidad del amor,
un amor sin juicios, sin miedos, sin dualidad
y entonces poder compartir la felicidad de amar.

Dios¡¡¡ vaya que estaba emocionada,
estaba en la perfección dentro y fuera de mi misma
pero sin los límites de la individualidad.
Pero cuando quise regresar, mi cuerpo no respondió
no había respiración, ni latidos,
mi vientre no se movía
no entendía qué pasaba,
hasta que vi a mis 3 animalitos buscando mi mirada
pero no la buscaban en mi cuerpo tendido en la cama,
sino en el observador ,
es decir miraban mi energía fuera de mi cuerpo físico.

En ese momento miré la cama donde yacía recostada
con mi rostro plácido y tranquilo,
entonces entendí… HABÍA MUERTO!!!

y si no despetara mas

Por unos instantes me embargó un gran vacío,
los pensamientos pasaban increíblemente rápidos,
entre ellos recuerdo la sensación
de no volver a acariciar a mis bebés perrunos,
de no volver a sentir el apapacho de mi familia,
la tierna mano de mi madre
o la sonrisa genuina de mi hermano.
Al mismo tiempo pensaba
que ya en vida lo había disfrutado
y no había faltantes de esos amores.
Nunca me guardé un te amo para después.

Siguieron imágenes de los atardeceres que no vería más,
del viento y la lluvia,
del calor y el frío
del amor y el desamor,
de los deliciosos atracones de antojitos de los domingos,
de las increíbles historias que escucho cada día
donde puedo reírme de la vida, del drama
y de cómo nos perdemos en tonterías
porque olvidamos que todo ello
es nuestra creación para aprender a reconocernos.

Pensé en lo mucho que me gusta amar y ser amada,
en esas tardes de besos interminables,
y esas cosquillas perseguidas de risas desesperadas
cuando el verdugo de mi corazón era mucho más fuerte que yo.

Pensé en que ya no podría ir al cine acompañada de mi misma,
ni gozar de las muchas horas que paso en mi soledad
disfrutando del vacío de mi mente.

Vi los libros que había leído,
los videos y el cúmulo de información
que recopilaba cada día.

Me encontré con las sonrisas de mis amigos,
de esas personas que a pesar de las mentadas de madre,
siempre estuvieron ahí para mí y yo para ellos,
y me reí una vez más con las bromas sarcásticas
con las que nos burlamos de nosotros mismos.
Me vi bailando, riendo, llorando, deseando morir, trascendiendo el dolor,
y volviendo a suspirar con una alegría profunda
al llegar a la comprensión de que todo es perfecto,
aún en las muchas cosas que no llegué a comprender del todo
pero que me enseñaron a confiar en la inteligencia divina desde lo más profundo de mi ser.

Y los enemigos ufff, que en realidad solo fueron versiones de mi misma,
haciendo un trabajo maravilloso a mi favor,
sé que sin ellos, mis grandes maestros,
no comprendería el universo del amor como lo hago hoy.

Vi a mis amores
aquellos que me enseñaron a no herir
y a los que me enseñaron lo que se siente ser herido.

Me encontré al amor de mi vida
con quien conocí el poder tan grande e inconmensurable
con el que mi alma fue capaz de darse sin pedir nada a cambio.
Y todos estos encuentros no eran solo recuerdos
era toda mi vida y todas estas personas viviéndose en un solo momento presente.

Me vi transmutando ideas que me parecían tan verdaderas
y renunciando a ellas por nuevas creencias que me servían más,
por que la verdad absoluta es la que decidiera yo,
siempre y cuando el fundamento fuera el respeto y el amor,
y con esta base fui destruyendo caminos andados para construir atajos a mi felicidad.

Abandonando el miedo a no cumplir expectativas ajenas,
y dejando de tener expectativas irreales de mí,
aprendí a amar el dolor y no huirle,
a vivirlo, entenderlo y tenerlo presente,
para que no volviera a dominarme.

Delante de mi mente pasaban los miles de sucesos donde
aprendí a darle al necesitado
sin echarme la carga encima,
porque cada uno va eligiendo lo que necesita
y los demás somos herramientas armonizadoras
pero no responsables de salvaciones.

Aprendí que la única forma de dar
es dar todo sin esperar agradecimientos o compromisos,
y que cuando das así,
el universo te entrega sin límites como respuesta.

Aprendí que no hay que salvar al mundo,
no hay nada que cambiar ni modificar,
pero que si algo se pone en tu camino
es porque tienes el poder de transformarlo.

Me vi abandonando todo lo que amaba
para ir detrás de la aventura,
de nuevas experiencias para nutrir a mi espíritu,
comprendiendo los desapegos, los apegos y el apego al desapego
que me limitaron por tanto tiempo,
hasta desmoronarse regalándome la libertad.

Me vi libre, feliz y plena a lo largo de mis imágenes,
y pensé que la muerte era solo algo natural,
que en realidad no me faltaba vida para nada más,
que mi paso con este cuerpo había sido completamente aprovechado,
que di todo el amor que llevaba dentro
y recibí todo el amor que me regalaron.

Pero aún con todo el regocijo que sentía por la vida que había terminado,
sentía un vacío enorme, como si algo me hubiera faltado.

En mi energía mental,
comenzaron las imágenes a armarse para responderme,

¿De qué te sirve la perfección si no la compartes?

Y vi por un segundo eterno que en la última etapa de mi vida
las cosas triviales habían perdido su importancia,
que al no conectarme más con el drama terrenal
estaba de cierta forma rechazando la perfección del universo,
de la creación en sí misma,
que estaba deseando desaparecer para encontrar la absoluta perfección
y que algo en mi estaba dejando de sentir,
y muriendo en vida.

Y entonces realmente comprendí que no vine a la Tierra a iluminarme por que ya soy luz,
vine a ser humano, para aprender a disfrutar de usar en consciencia mi luz.

Al morir esta noche estaba donde quería
en la plenitud total y con todas las respuestas comprendidas,
estaba volando por el universo,
sin cuerpo, sin separaciones,
sin hablar con Dios allá afuera, sino siendo Dios.
YO ERA EL ORIGEN DE MI PROCEDENCIA.

Y ahora en esta completa paz,
venía la pregunta una y otra vez,
¿De qué te sirve tanta perfección si no puedes compartirla?

Antes me había preguntado
¿Y para qué creé como Dios esta rueda de repeticiones
donde me divido en chispas para experimentarme?
¿Será que estaba aburrida con tanta perfección?

En ese momento comprendí la única verdad.
EL AMOR NO SE PUEDE EXPERIMENTAR SI NO SE COMPARTE,
si no se tiene alguien para reflejarte,
si no puedes sentir tus labios a través de un beso,
si tu mano no toca otra mano para sentir el calor,
si no puedes ver el brillo de tus ojos en otra mirada,
si no puedes disfrutar la felicidad de otro ser.

Si no puedes abrazar a un perro, gato, humano, árbol,
¿Cómo haces para sentir el amor?
Si no sientes enojo, celos, dolor, miedo
¿Cómo harías para experimentar la paz, la confianza, la alegría, la plenitud de ser?

En ese único y especial instante,
me solté a la muerte,
experimenté que el vacío que aún sentía
estaba desapareciendo con esta última comprensión.

Agradecida acepté el hecho de simplemente suceder
y entonces…. respiré en mi cuerpo otra vez,
mis ojos se abrieron,
vi a mis 3 cachorros mirándome a los ojos,
pero ahora sí miraban mi cuerpo tendido en la cama,
y sentí mi cuerpo, sentí el aire del ventilador,
sentí sus lenguas en mi cara y me percaté de la felicidad que nacía en mi corazón
y se expresaba en la sonrisa de mis labios, ¡¡¡ ESTABA VIVA!!!

No sé si morí y regresé o solo lo soñé
pero sé que lo que viví fue real,
sé que descifré el acertijo
y decidí experimentarlo en esta dimensión física,
con la certeza de que todo lo que hay
es mi ilusión mezclándose con la ilusión de los demás
para darle vida a la proyección del universo.

No sé si tú que me estás leyendo
eres real terrenalmente hablando
o sólo eres mi creación para no aceptar que cambié de forma
y que tal vez si estoy muerta.

No se absolutamente nada,
pero sé que me siento feliz,
que tengo el poder de crear
cada instante como yo lo deseo
porque es mi derecho divino.

Estoy viva o quizá no, pero me siento viva
y esta es mi vida,
la única que tengo por ahora,
así que seguiré saliendo al mundo a compartir el amor,
las sonrisas, la lluvia en mi cara,
dejaré estas paredes que amo
pero que por ahora me estorban,
sin fronteras ni carencias, sin límites.

Aunque cargaré al morral 2 pizcas de apego,
lo suficiente para poder disfrutar la compañía
que por el saber que no estará por mucho tiempo
se vuelve absolutamente deliciosa y enamorable.

Llevaré magia, mucha magia,
para regalarla a quien se encuentra sin fe,
llevaré mi muerte como historia
para recordarme que no pasa nada,
y disfrutar de la vida que me ama
mientras yo amo a la vida.

Guardaré también el megáfono de mi alma,
para que me escuche quien quiera escuchar,
para hablar del respeto a la Tierra y a todas las especies en ella,
para hablar de un mundo donde la felicidad es el finalidad,
el día que aprendamos que en todos nuestros pensamientos y acciones
el común denominador debe ser el amor sin reglas ni distinciones.

Y por último llevaré mi apasionada pluma
para compartir las letras que de mi sangre fluyan,
para escribir del amor que nos devela el desamor,
y la obscuridad que nos enseña la luz,
para plasmar historias ajenas que nos regalen despertar y evolución,
recordando que LA MUERTE ES SOLO EL FIN DE LA DUALIDAD… PARA RENACER A DIOS.

Si aún estás vivo carga en tu mochila
las pasiones de tu vida,
y la libertad de ser quien decidas ser.

Renuncia a todo lo que pese
y vuela hasta renacer.
LA VIDA TERRENAL DURA UN INSTANTE…
GÓZALA,ÚSALA, GÁSTALA, COMPRÉNDELA Y COMPÁRTELA…
QUE MAÑANA PODRÍAS NO DESPERTAR.

Araceli Castro
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